Oración De Sanación Interior 【2020】

oraciones catolicas de sanacion interior

Rompo esos votos ahora por el poder de tu nombre, Señor Jesús. Bendito, bendito, bendito eres padre, Rey de los cielos y de la tierra, Dios de adoración. Alabado y bendito seas Señor, pues bendito eres .

Perdono a todos y cada uno de los que han violado mi pureza sexual, y pido ser liberado y lavado por el poder purificador de tu amor. Me perdono mis errores y fracasos pasados, y solicito ser liberado de todas las consecuencias destructivas, responsabilidad, vergüenza y autoacusación. Quiero ser parte del elenco celestial, a todos los abanicos angelicales y ofrecerte orgullo y gusto con ellos. El día de hoy, vengo a bendecirte perpetuamente con mi justificación de vida. Está más que claro que tu amor se encuentra aferrado a mi vida, tocando lo más profundo de mi corazón, curando todo dolor, toda herida, toda angustia. Vienes a mí a consolarme y enriquecerme con tu compañía.

Oración Por La Sanación Interior

“Derrama tu paz, Señor de mi vida”, dice Isaías en el capítulo 6 que Él es príncipe de paz. Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos leyentes como usted que hacen viable este maravilloso emprendimiento de evangelización, que se denomina Aleteia.

Padre Dios, acepto que Tú seas mi Padre, Jesucristo mi Hermano, la Virgen María mi Madre, porque el día de hoy, (dí tu nombre terminado) les pertenezco para siempre. Padre Santurrón, te lo ruego, sana toda mi vida, toda mi historia personal, perdóname, ayúdame, libérame, bendíceme. En el nombre de Jesús, renuncio a toda comida o bebida mezclada con brujería que haya ingerido, y a todo lo que haya sido tirado, rociado o untado en mi cuerpo, ropa, zapatos, casa, trabajo, negocio o cualquier pertenencia u objeto que esté cercano a mí, que haya sido maldecido o consagrado al mal. En tu nombre Jesucristo, yo (dí tu nombre completo) de manera personal y a nombre de mis ancestros.

Aparte De La Oración De Sanación, Quizá Quieras:

Derrama tu unción vigorosa y sanadora mediante este acto de perdón y libérame ya de estas cárceles de sufrimiento. En ti Confío mi Dios, sé que andas aquí para sanarme y para darme novedosa vida. Señor Jesús, te suplico por favor, ven y toca mi vida, cúbreme con tu sangre hermosa, sana mi mente, mi cuerpo y mi espíritu.

• “El Señor es mi Salvador y no tendré temor de lo que pueda hacerme el hombre.
• Rompo esos votos ahora por el poder de tu nombre, Señor Jesús.

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“Jesús, ayúdame a perdonar a mis compañeros de trabajo que son desagradables o me hacen la vida imposible. Por esos que me cargan con su trabajo, cotillean de mí, no cooperan conmigo, procuran quitarme el trabajo. “Señor, perdono a mis hijos por su ofensa, obediencia, falta de amor, de atención, de acompañamiento, de entendimiento, por sus malos hábitos, por algún mala acción que me puede perturbar. y que reciban la salud para gloria de tu Nombre. En ocasiones acostumbramos a sentir una brisa fría que nos hace recordar lo buena que es la vida y vivirla, pero luego la tristeza regresa a nublar nuestras mentes haciéndonos ver que salir de este estado es imposible, pero nada para Ti es imposible mi Dios, Tu lo podrás conseguir y hallar todo.

Omnipotente y sempiterno Dios, eterna salud de los que creen, escúchanos en bien de tus siervos enfermos, por quienes imploramos el auxilio de tu Clemencia; para que recobrada la salud, te den en tu Iglesia ferviente acción de gracias. Recorre nuestra vida, Señor, y consuélanos en el momento en que otros nos trataban mal. Sana las lesiones de los encuentros que nos dejaron asustado, que nos hicieron entrar en nosotros y levantar barreras de defensa frente la multitud. Si alguno de se sintió solo, abandonado y rechazado por la humanidad, concédenos a través de tu amor que lo sana todo, un nuevo sentido del valor de cada uno como persona. En primer lugar, Jesús, te solicitamos que ingreses en el corazón de cada uno y toques aquellas vivencias de nuestra vida que precisen ser sanadas.

Hubo ocasiones que necesité que mi madre me acunara en su pecho y me meciera y me contara cuentos infantiles como únicamente sabe hacerlo una madre. Envíame a tu madre, María, a fin de que me estreche en su regazo, me dé calor y me realice todo lo que una madre hace para brindarle a su hijo ternura y seguridad. Permíteme sentir su amor maternal tan conmovedor, confortante y profundo que nada ahora logre separarme de ese amor otra vez. Señor, pues sé que en este preciso momento estoy cobijado en los brazos de tu madre y en los tuyos. La curación interior da tanta paz y alegría a la gente, que es una lástima que sean tan pocos los que entiendan y practiquen esta clase de oración. Frecuentemente ahora la contestación a la primera pregunta revela las causas de las viejas lesiones. Muchas de arrancan de algún rechazo o alguna relación rota.

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Perdono a mis amigos, compañeros de trabajo y vecinos por todas sus acciones perjudiciales y expresiones atroces que pronunciaron en mi contra. Efectúa un milagro de tu amor y concédeles la salud del cuerpo, la paz en el alma, para que libres de toda enfermedad y recobradas las fuerzas, puedan servirte mejor a ti y a nuestros hermanos. Dios conoce cada situación en nuestras vidas y espera que imploremos su asistencia. En cierta forma, la oración es la clave que abre la puerta hacia la luz.

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Haz que mi matrimonio empiece a ser de nuevo lo que Dios desea que sea. Toma en tus manos todas y cada una de las lesiones y sufrimientos del pasado, a fin de que desde este momento en adelante este matrimonio sea limpio y empieze nuevamente tan libre y tan sano como sea posi­ble. (Esposos y esposas tienen cosas del pasado que se interpretan en sus relaciones, lesiones y sufrimientos que solo pueden existir entre quienes tratan de vivir juntos y conocerse en una situación muy íntima). Señor, al irse de este período de mi vida, y al empe­zar a crecer en la vocación a que me llamabas, tuve difi­cultades. (Ciertos fuimos llamados a ser esposos y espo­sas, algunos fuimos llamados al celibato, otros escogie­ron la soltería o en este momento son viudos o divorciados). Ha ha­bido dolor, ha habido sufrimientos; no hay carrera algu­na en la tierra que no conlleve adversidades de ajuste, inconvenientes que precisaban curarse en la vida privada). Te solicito, Señor, que mesanesde todos esos años que pasé en el salón de clase, que me quites todo el mal y sufrimiento que recibí en ese tiempo.

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