Oraciones De Sanación

oraciones catolicas para sanacion interior

Zaqueo se abrió a Jesús y quedó invadido por la inocencia y la compasión que Él le ofreció. Antes de esto era un sinvengüenza, un aprovechado, un estafador. Su corazón estaba fallecido, no tenía caridad y era ciego a las necesidades de los demás.

Recorre cada una de las fibras de su cuerpo y dala la sanación que necesita, mental, sensible, corporal y espiritual. Derrama la unción de amor del Espíritu Santo restaurador desde su cabeza a los pies. Que tu vida gloriosa le traiga sanación y bienestar a su ser. Revístela con tu gracia a fin de que pueda atravesar este tiempo difícil y pueda, como , soportar a las pruebas y resucitar a una exclusiva vida de fuerza, salud, fe y promesa. Señor Jesús, te suplico por favor, ven y toca mi vida, cúbreme con tu sangre preciosa, sana mi mente, mi cuerpo y mi espíritu.

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Este mundo está en poder de las tinieblas, mis Hijos fieles están sufriendo los ataques del maligno y sus emisarios del mal. Mi Pueblo ha comenzado a caminar por el desierto de la purificación; todos los diablos de la carne andan sueltos y muchas ánimas se marchan a perder por los ataques de estas entidades malignas.

• El día de hoy, vengo a bendecirte perpetuamente con mi justificación de vida.

Después de cometer un pecado es difícil recobrar nuestra alma pero con convicción y confiando en Nuestro Padre lo lograrás. A todos los que me hicieron daño, consciente o inconscientemente, les perdono de corazón por siempre y sin condición, en el nombre de Jesús.

Así Seremos Diferentes

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Tu sabes si fui esperado o no, tu sabes si fui producto del amor o de un momento de pasión, tu sabes si fui el producto de una concepción responsable o el producto de la brutalidad y la bestialidad de los hombres, en fin, Señor, tu sabes y conoces todas y cada una de las falencias que por esta causa hay en el fondo de mi ser. Señor, el día de hoy perdono con tu perdón y amo con tu amor a mis padres si no me amaron al concebirme, si no me desearon, si de repente trataron de abortarme.

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No tendré miedo del mal por el hecho de que andas conmigo, Tú eres mi Dios, mi fuerza, mi poderoso Señor, Señor de la paz, Padre de los siglos futuros”. Dios nuestro Señor, oh Soberano de los siglos, omnipotente y todopoderoso, Tú que lo has hecho todo y que lo transformas todo con Tu sola Voluntad; que en Babilonia transformaste en rocío la llama del horno siete veces más ardiente y que protegiste y salvaste a tus tres niños santurrones. Envíame tus ángeles gestores de paz, unidad, salud y prosperidad. Padre Dios, acepto que seas mi Padre, Jesucristo mi Hermano, la Virgen María mi Madre, pues hoy, yo (dí tu nombre terminado) les pertenezco para siempre. Padre Beato, te lo ruego, sana mi vida, mi historia personal, perdóname, ayúdame, libérame, bendíceme.

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Tu eres el Alfa y Omega, el que siempre fue y siempre va a ser. Tú eres el Padre que nos quiere y que nos has llevado siempre y en todo momento gravado en la palma de Tu mano. Desde antes de nacer, ya Tu nos conocías por nuestro nombre. No te olvidamos, siempre estas presente como Nuestro Padre que amamos y respetamos. Sus explosiones eran fuertes vibraciones de su espíritu para romper algunas barreras y sacudir ciertos corazones obstinados. Acompáñanos en la peregrinación terrena hacia la patria feliz, a donde aguardamos llegar asimismo nosotros para contemplar eternamente la gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Alcánzanos una mirada de fe capaz de admitir prontamente en los pobres y en los que padecen la cara mismo de Jesús.

que dios los bendiga y que la paz este con todos udes. La oración de sanación interior, hecha con fe, puede ser tan poderosa que transforma el alma y el corazón angustiado y lleno de temor. Solo debemos confiar en que la gracia de Dios nos sostiene y nos ofrece la fuerza para sanar por medio de ella. Un corazón afligido y con miedo puede desviarnos de la mirada de Dios. Debemos estudiar a sanar todo nuestro interior y tener una reconexión continua con nuestro Padre Desarrollado. Con la oración de sanación interior exponemos nuestra alma, nuestro pasado, las lesiones del ayer y todo sufrimiento que nos cause inestabilidad. Amado Señor Jesucristo, tu conoces toda mi vida y sabes cómo fue el momento de mi concepción, por el hecho de que desde antes de nacer mi nombre se encontraba escrito en tu mano.

No te pido, Jesús, que borres es­to de mi cabeza sino lo transformes de forma que pueda recordarlo sin vergüenza, con acción de gracias. Señor Jesús, te alabo pues en esos primeros meses de mi infancia estabas conmigo cuando te precisé.

Con mucha fe, pronuncia todas ellas, como si estuvieses viendo el rostro del Señor en estos momentos y dile la vigorosa oración de sanación interior que prosigue desde el fondo de tu corazón. Corto, destruyo y nulifico los medios mediante los cuales fueron hechos los daños antes mencionados, si fueron veladoras, fotos, ropa, tijeras, agujas, fetiches, entierros, lo que haya sido. Venid a mis Sagrarios y pedidme que sane vuestro niño interior maltratados o abusados y gustoso lo haré, si vosotros abrís vuestro corazón al perdón y les dejáis inundar por la fuerza de mi amor que les va a hacer libres. Yo soy el perfecto amor y en el cariño no hay temor. Acercaos a Mí, no tengáis miedo, desgarrad vuestro corazón y abridlo al perdón y les aseguro que todos nuestros miedos, miedos, inseguridades, depresiones y traumas, desaparecerán y no volverán a perturbar la paz de vuestra alma.

(Hay muchas personas que necesitaban más amor del que recibieron de su madre, pues fueron separados por circunstancias que no pudieron evitarse. No recibieron el cariño que les hubiera ayudado a sentir fuerza y seguridad). Tú puedes volver atrás conmigo y caminar conmigo mediante mi vida desde el instante que fuera concebido. Unas expresiones sobre la imposición de las manos. Sin embargo, esta práctica que podemos encontrar en el Nuevo Testamento, tiene sus virtudes. Semeja que algo, como una corriente de energía curativa fluye del ministro a la persona enferma, una transferencia de poder vivificante. Además de esto, la preocupación y el cariño se comunican mucho mejor por el tacto que por la palabra; hay una sensación profunda de comunión y de amor en la imposición de manos. De este modo de forma sencilla, tenemos la posibilidad de decir que ponemos la purificación del inconsciente a cargo del Señor pidiéndole que Él cure las lesiones.

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